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viernes, 1 de agosto de 2008

Mangostan Y Cancer

MANGOSTÁN Y CÁNCER
J. FREDERIC TEMPLEMAN, MÉDICO


Cáncer es un término general que cubre una variedad de trastornos que tienen en común un crecimiento celular anormal y fuera de control que no se para por sí mismo. En condiciones normales, el crecimiento celular está bajo un estricto control de nacimiento de célula igual a muerte de célula; de modo que el número total de células en el cuerpo sigue relativamente constante. A veces puede haber un crecimiento anormal no canceroso. Aún así llamamos al tejido anormal un “tumor”; pero es benigno o maligno (canceroso). En este folleto solamente trataré del cáncer.


El mecanismo que estimula a las células a dividirse y multiplicarse (cuando el cuerpo necesita hacer trabajos de reparación o reemplazo), para después apagarlas está bajo control de los genes contenidos en los cromosomas del núcleo. Estos genes, que son formados por ADN, pueden ser considerados como los policías de la sociedad celular. El núcleo de la célula formaría el centro de control para toda actividad regulatoria.


En el núcleo, el ADN, al igual que el disco duro de una computadora, contiene toda la programación para el cuerpo. Cuando sufre daño, por causa de radicales libres por ejemplo, puede corromperse o encorarse. Este daño se llama mutación y es el evento crítico que conduce al cáncer. Una mutación puede considerarse como la falta de un gen a cumplir con su deber.


Si empleamos nuevamente la analogía del policía, la mutación sólo puede ocurrir si el policía (el gen) es corrompido por elementos criminales y él mismo se convierte en criminal o si de duerme en el trabajo y deja de actuar mientras a su alrededor se llevan a cabo cambios dañinos.


Siguiendo con la analogía, enfermedades, virus, contaminantes ambientales, alimentos peligrosos, etcétera, pueden considerarse como elementos criminales cuyo propósito es la desorganización de la sociedad de células en el cuerpo para después sacar provecho del caos y daños resultantes. Estos elementos criminales tienen agentes, llamados radicales libres, que trabajan para ellos. Los radicales libres, como locos, arremeten contra el cuerpo con armas automáticas que ellos disparan alrededor dañando las células sanas. Luego roban los electrones que quedaron desprotegidos por el ataque. Su objetivo primario es el ADN del núcleo, el centro de mando de la célula donde puede causar el mayor daño.


Un investigador prominente de los radicales libres, el doctor Bruce Ames, estima que el material de ADN en cada una de los billones de células de nuestro cuerpo recibe aproximadamente diez mil ataques de radicales libres ¡cada día! La prevención de una brecha en las defensas del cuerpo cuando enfrenta un ataque de tal magnitud requiere del esfuerzo coordinado de todos los agentes del sistema inmunitario, que pueden considerarse como las fuerzas armadas del organismo, en colaboración con los policías o el mecanismo regulatorio de los genes.


Cuando, a pesar de los mejores esfuerzos del cuerpo, se abre una brecha en las defensas, se forma un tumor. Al igual que una ciudad capturada por fuerzas enemigas, el tumor se convierte en una fortaleza con múltiples mecanismos de defensa con los que resiste los ataques continuados del sistema inmunitario. Dentro de la fortaleza, los virus tumorales y células trastornadas proliferan y son enviados, como si fuesen agentes secretos, para corromper (infectar) células sanas en otras partes. Las células del tumor mismo crecen en ausencia de lasrestricciones que gobiernan las células normales y, casi de inmediato, se convierten en tejido de crecimiento rápido en el cuerpo. A medida que crecen rápidamente, roban alimentos y energía requeridos por las células sanas. Por esta razón, pacientes de cáncer pueden parecer muertos de hambre y demacrados (el término médico es caquexia). Los tumores causan dolor al hacerse lo suficientemente grandes para oprimir nervios o otras estructuras sensibles al dolor.


Pueden obstruir conductos o intestinos causando una severa disfunción corporal. A menudo toman posesión de órganos enteros, por ejemplo el hígado o los pulmones, atestando las células funcionales y conduciendo el órgano hacia su muerte.


Muchos cánceres se propagan: localizándose en otras áreas del cuerpo (¿recuerda los virus tumorales “agentes secretos?), invadiendo órganos lejos de donde comenzaron originalmente. En contraste, la mayoría de las células normales están ancladas en su sitio. Debido a esta movilidad, una célula de cáncer de mama, por ejemplo puede abrirse camino hacia el cerebro y comenzar otro tumor. Cuando se hacen presentes las metástasis (sitios distantes de invasión cancerosa) el enemigo ya ha desarrollado varias fortalezas por todo el cuerpo. Si el cáncer no se controla, la muerte es el resultado inevitable.


La intervención normal del cáncer se centra en la extirpación quirúrgica de tumores y o su destrucción mediante radio o quimioterapia. Aunque son poco comunes, también existen terapias inmunoestimuladoras. Desafortunadamente la mayoría de estas intervenciones también dañan el tejido normal sano.


Por ejemplo, la quimioterapia indiscriminadamente destruye todas las células de crecimiento rápido (a veces produciendo en el acto un gran número de radicales libres). Por lo tanto, mientras está dirigida al cáncer, también destruye folículos pilosos normales, células de médula ósea que producen sangre, las células que recubren el intestino y, más importante, las células protectoras del sistema inmunitario que son esenciales para prevenir la infección. El desafío de la terapia es el de destruir el cáncer antes de que la quimioterapia u otro tratamiento debilite mortalmente al paciente.


¡Resulta irónico pensar que la radiación y los ataques de radicales libres de la quimioterapia, que son usados para destruir los tumores, se parezcan a los procesos que causaron el cáncer en primer lugar!


Aunque la mayoría de los médicos comúnmente no los reconocen como tales, los suplementos alimenticios pueden ser adjuntos valiosos en el tratamiento normal del cáncer. No ha surgido evidencia convincente que pruebe que interfieren con la quimioterapia; aunque algunos investigadores han estudiado la posibilidad. Adicionalmente, al contrario de los medicamentos que no hacen nada para prevenir el cáncer: los suplementos alimenticios resultan extremadamente eficaces en regular la disfunción celular que conduce a mutación y cáncer. ”Una onza de prevención vale una libra de cura” ¡nunca ha sido más propicio!

Las xantonas del mangostán (fitocéuticos que sólo se encuentran en esta planta) poseen una capacidad probada de destruir células cancerosas; de hecho, una xantona, la Garcinona E. fue mucho más eficaz que cinco agentes empleados comúnmente en la quimioterapia para tratar el cáncer de estómago, hígado y pulmón (vincristina, mitox antrona, 5 fluorouracil, cisplastina y metrotrexato) según un reciente estudio in vitro bien diseñado.


Con el fin de comprender los diferentes medios por los que los fitocéuticos del mangostán nos protegen del cáncer, tengo que volver un momento a la teoría más aceptada del desarrollo de cáncer.


Paso 1: El material genético (ADN) de la célula es dañado por radicales libres de contaminación, residuos metabólicos e infección o enfermedad y ocurre MUTACIÓN.


Paso 2: La célula dañada se divide y comienza a desobedecer las regla de la duplicación celular normal. El cáncer ahora es un hecho.


Paso 3: Los carcinógenos luego promueven el desarrollo y la progresión del tumor a menudo conduciendo a metástasis.


¿En qué punto intervienen los fitocéuticos del mangostán en este proceso mortal? Pues, la respuesta es que además de ser agentes antitumorales cuando el cáncer ya es un hecho, previenen y detienen los cambios cancerosas en cada paso. Es bastante imposible para nosotros evitar exponernos a los cancerígenos y los ataques de radicales libres que siguen a estos, pero los antioxidantes y otrosfitocéuticos activos presentes en el mangostán pueden proveer protección de daños celulares críticos. Lo logran mediante la regulación de la expresión del gen y reparando el daño causado por radicales libres. En otras palabras, protegen contra el cáncer tanto al ayudar a los policías (los genes) como a las fuerzas armadas (el sistema inmunitario) a volverse más eficaces previniendo en primer lugar la mutación.


Además los elementos biológicamente activos del mangostán impiden la promoción y el progreso del cáncer cuando sí ocurre daño al ADN; atacando finalmente a los tumores existentes. Una palabra de advertencia; en “Mangostán: El Factor X”, he descrito la diferencia entre medicinas y fitocéuticos.


Las medicinas son como un martillo comparado con los mazos de goma de los fitocéuticos. No vaya a descontinuar ningún tratamiento de cáncer para reemplazarlo con mangostán. Los fitocéuticos actuarán aún en presencia de otras terapias de cáncer. Recuerda también que no hay evidencia firme que el uso de fitocéuticos perjudique la eficacia de la quimioterapia.


Para terminar, aunque es muy emocionante darse cuenta lo que harán los fitocéuticos del mangostán en el área del tratamiento de cáncer, es mucho más importante prevenir en primer lugar el desarrollo del cáncer. No hay nada que lo haga mejor que el mangostán. El esperar hasta que usted desarrolle cáncer para aprender como manejarlo no sería muy inteligente. Tal vez no se de cuenta de la labor protectora que está realizando en su cuerpo, pero a medida en que vayan pasando los años; los resultados que usted experimentará serán difíciles de imaginar. Desafortunadamente, muchos de sus amigos que eligieron no suplementar. no estarán presentes para celebrar su buena salud.



Dosificación:
• 1 onza de 1 a 3 veces diarias para prevención.


• 2 a 3 onzas de 2 a 3 veces diarias si hay cáncer


** El Jugo de Mangostán no es un medicamento, es un suplemento alimenticio nutritivo para todo el sistema



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